¿Ser madre te cambia la identidad?
Hace unos días me crucé con la noticia de la exposición de la fotógrafa Vaida Razmislavičė, "Becoming a Mother", en el cual ha fotografiado a 33 mujeres, antes y después de dar a luz a su primer hijo. La autora busca poder mostrar cambios en la mirada de las mujeres aunque admite que las fotos han sido editadas a posteriori. Aunque yo me quedo con la duda del efecto de esa edición en el brillo especial en la mirada que la autora quería retratar, en este caso tenemos una prueba científica publicada, nuestro particular “el algodón no engaña” que demuestra que la maternidad efectivamente cambia a las mujeres.
Mediante el análisis de imágenes de resonancia magnética de cerebros de mujeres, en 2017, un equipo de investigación en Neurociencia Cognitiva de la UAB descubrió que durante el embarazo y la maternidad se producen cambios cerebrales que duran al menos dos años y que ayudan a la madre a afrontar los nuevos retos de la maternidad. Además, sus observaciones consiguen predecir el grado de vínculo con el bebé después del parto según habían sido estos cambios.
Explica Susanna Carmona, una de las investigadoras, que “se debe a un proceso similar a la poda sináptica que tiene lugar durante la adolescencia, donde se eliminan las sinapsis débiles para favorecer un procesamiento mental más maduro y eficiente".
Anteriormente a este estudio, ya había estudios donde se había observado cambios en los cerebros de mujeres a raíz de la maternidad. Especialmente interesante es el libro El cerebro de mamá de Katherine Ellison, donde la autora se documenta de numerosos estudios científicos para desmontar el tópico que la maternidad atonta las mujeres, lejos de eso, demuestra que la maternidad contribuye a activar la inteligencia y aporta mejoras muy sustanciales en cinco aspectos de la vida: la percepción, la eficiencia, la resistencia, la motivación y la inteligencia emocional.
Me fascina acompañar a las mujeres a explorar esa nueva identidad que nos brinda la experiencia de la maternidad y se inicia ya desde que nos la planteamos. Qué distinto camino podemos transitar si esa experiencia se inicia desde el empoderamiento y la autoconfianza.