Seminario Fertilidad y Reproducción Humana Asistida en el Instituto Europeo de Salud Mental Perinatal

Hace unos años, una amiga me habló de un seminario sobre Salud Mental Perinatal en Fertilidad y Reproducción Asistida que le había impactado profundamente. Era organizado por el Instituto Europeo de Salud Mental Perinatal, una institución que ya conocía y admiraba, en gran parte por los libros de su directora, Ibone Olza, que han significado mucho para mí ya que sentía que había un paralelismo entre su recorrido y el mío, y ella ya se había convertido en un referente.
Desde entonces, siempre quise asistir, pero año tras año me encontraba con obstáculos: coincidía con otros compromisos o llegaba en un mal momento. Lo que no podía imaginar era que, cuatro años después, no solo asistiría, sino que participaría como ponente en ese seminario que tanto admiraba.
El enfoque feminista y ecosistémico del seminario es absolutamente necesario para abordar los retos en fertilidad y reproducción asistida. Durante mi ponencia, hablé sobre algo que veo constantemente en mi trabajo: cómo los ritmos de la vida, las emociones y los duelos no siempre encajan con los tiempos impuestos por el sistema. A veces, ese sistema es el social, como explicó Sara Lafuente en su ponencia sobre mercados reproductivos y la crisis de los cuidados. Habló sobre cómo el sistema laboral arrastra a muchas mujeres a posponer la maternidad, mientras otros factores, como la falta de pareja, se suman a esa presión.
Reflexioné también sobre cómo, en los procesos de reproducción asistida, las pérdidas y los acontecimientos pueden ser tan abrumadores que nos faltan herramientas para procesarlos, integrarlos o reflexionarlos. Tal vez deberíamos empezar a pensar en estas cuestiones antes de que un deseo profundo de maternidad, mezclado con el miedo a no conseguirlo, nos ahogue. Sobre este miedo, Gloria Labay compartió su proyecto "Mujeres sin hijos", una iniciativa para hablar de esa posibilidad que, aunque dolorosa, puede enfrentarse desde nuestra capacidad innata para la resiliencia.
Otro de los temas que abordé fue la necesidad de prudencia en el uso de técnicas de reproducción asistida. A menudo pensamos que "más" (más óvulos, más técnicas...) es mejor, pero no tiene por qué ser así. Mezclamos capitalismo con vida y vínculos, y olvidamos que, aunque estas técnicas han abierto muchísimas posibilidades, no siempre todas son necesarias.
Un momento especialmente impactante del seminario fue la ponencia de Ibone Olza sobre gestación subrogada. Mostró un vídeo disponible en YouTube de una agencia de subrogación durante el cierre de fronteras de la pandemia, y cómo decenas de bebés se acumulaban allí, llorando en sus cunas con unas pocas cuidadoras. Muchas de nosotras, docentes y alumnas, no pudimos contener las lágrimas.
Lo más inquietante es que, sólo cuatro días después del seminario, la cadena SER ha publicado una noticia que parece sacada de una distopía: en algunos acuerdos de gestación subrogada, los bebés con discapacidad o problemas al nacer pueden ser "devueltos", y si un bebé muere antes de los dos años, prometen "reemplazarlo".

Escuchar que un bebé fallecido puede ser sustituido como si se tratara de un producto es desgarrador. Es difícil asimilar cómo hemos llegado a deshumanizar tanto algo tan esencial como la reproducción, la vida y los vínculos.
Este seminario me recordó algo esencial: necesitamos detenernos y reflexionar sobre lo reproductivo antes de que el deseo o la urgencia tomen el control. Reflexionar sobre nuestras decisiones y límites desde un enfoque ético, humano y conectado con nuestras emociones es fundamental en un mundo que a menudo prioriza los intereses del mercado por encima de las personas.
Estoy profundamente agradecida por haber formado parte de este espacio, por aprender, compartir y construir, junto con otras personas, una mirada más humana y consciente hacia la fertilidad y la reproducción asistida.